CHARLY GARCIA, su banda y yo

Con García hemos hecho cosas muy bellas.

El siempre me ha parecido un artista
fuera de toda medida y además,
un músico de sapiencia
absolutamente inusual.

Cuando fui a lo de García por primera vez,
él había estado viendo el DVD
de los Sinfónicos de Cerati,
y por eso me llamó.

-Terán, yo quiero hacer algo parecido,
pero agregándole coro. Ah, y que no se vea el director.

-Me encanta la idea, es un honor, maestro García...
Dígame, de cuánto tiempo disponemos
para escribir los scores, preparar la orquesta,
el coro, y hacer los ensayos con la banda?

-Y, mirá, hoy es jueves...
Y, sería para el sábado,
que tocamos en Cosquín.

...

Finalmente, contraoferté un trío de cuerdas
de improvisadores expertos,
para poder seguir a García y a su banda de rockers
con o sin arreglos, y llamé a Javier Casalla al violín
y a Julián Gándara al cello. Yo me reservé la viola.

Así se formó el combo
con el que giraríamos más de dos años
por América y Europa.

Hicimos shows verdaderamente muy emotivos
en Madrid y Barcelona.
Tocamos en Miami, en Antigua, en Bogotá,
en Caracas, en Cartagena (España),
y dimos muchísimos conciertos en Argentina,
con resultados diversos.



La imprevisibilidad y la creatividad de García
siempre me han resultado asombrosas
y al cariño que le tengo
se le suma la convicción
de estar frente a uno de los grandes artistas
del siglo XX.

...

Estoy convencido de que García es,
además, un enorme talento cómico.
Cuando está decidido a hacerme reír, me mata.
Literalmente, me ha hecho caer de una silla de risa.
Y esas cosas se agradecen.

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